A fin de cuentas todos tenemos esqueletos en el closet
Así como todos tenemos juguetes en el ático
Esto que llamamos vida social es tan sólo
Un juego de simulación permanente
Saben que… ya me cansé…
Extra:
Vean El Jardinero Fiel, del director de La Ciudad de Dios. Trama detectivesca, romance trágico y denuncia social mezclada de una manera inteligente (claro si se incluye la siempre agradable presencia de Rachel Weisz la mezcla siempre quedará mejor). Véanla en su cine favorito, y si no tienen uno recomiendo el Cinépolis -a partir de hoy, parafraseando a ese ejemplo a seguir que es Pitufo Gruñon, “Odio el Cinemark”.
Dato adicional: ¿Por qué odio Cinemark?...
1. Porque la cartelera no coincide con la página de Internet, ahí voy en friega para llegar a tiempo a la función de las 10 de la noche para que me digan que la última función de tal película fue a las 6.
2. Porque Arlen, quien me acompalo a ver la película, quiso comprar un té helado mediano y, en una total falta de respeto a sus deseos, la presionan para comprar el grande por 2 pesos más (en esto cualquiera cae, uno siente como si se le fuera la oferta de su vida si la rechaza), para descubrir después que por el tamaño sería imposible esconder el vaso en el Cinépolis, pero ahí son a toda madre y ni se fijaron.
3. Porque no tenían funciones después de las 10 (bueno si había pero estaban agotadas, aún así no fueron de mi interés).
4. Porque compré una paleta helada Carlos V para el camino hacia el Cinépolis y al llegar al carro descubro que estaba hecha pedazos, eso no evitó que Arlen se la tomara como licuado, rompiendo así su dieta.
En sí “Odio el Cinemark”
Así como todos tenemos juguetes en el ático
Esto que llamamos vida social es tan sólo
Un juego de simulación permanente
Saben que… ya me cansé…
Extra:
Vean El Jardinero Fiel, del director de La Ciudad de Dios. Trama detectivesca, romance trágico y denuncia social mezclada de una manera inteligente (claro si se incluye la siempre agradable presencia de Rachel Weisz la mezcla siempre quedará mejor). Véanla en su cine favorito, y si no tienen uno recomiendo el Cinépolis -a partir de hoy, parafraseando a ese ejemplo a seguir que es Pitufo Gruñon, “Odio el Cinemark”.
Dato adicional: ¿Por qué odio Cinemark?...
1. Porque la cartelera no coincide con la página de Internet, ahí voy en friega para llegar a tiempo a la función de las 10 de la noche para que me digan que la última función de tal película fue a las 6.
2. Porque Arlen, quien me acompalo a ver la película, quiso comprar un té helado mediano y, en una total falta de respeto a sus deseos, la presionan para comprar el grande por 2 pesos más (en esto cualquiera cae, uno siente como si se le fuera la oferta de su vida si la rechaza), para descubrir después que por el tamaño sería imposible esconder el vaso en el Cinépolis, pero ahí son a toda madre y ni se fijaron.
3. Porque no tenían funciones después de las 10 (bueno si había pero estaban agotadas, aún así no fueron de mi interés).
4. Porque compré una paleta helada Carlos V para el camino hacia el Cinépolis y al llegar al carro descubro que estaba hecha pedazos, eso no evitó que Arlen se la tomara como licuado, rompiendo así su dieta.
En sí “Odio el Cinemark”
Comentarios