Peralta fue un maestro que tuve en la secundaria, cuenta la leyenda que en aquel entonces tenía 120 años, otros dicen que convivió con los griegos y egipcios; como se podría suponer ante tales antecedentes enseñaba Historia y, a veces, civismo.
Su apariencia física sería la de un Miguel Hidalgo asoleado, con camisa de cuadros y chamarra imbajable color azul marino (era verano y la chamarra seguía ahí), usaba lentes, pero no cualquiera, usaba unos modelo cinta scatch (durante los 2 años que nos dio clase siempre sus lentes tenían una pedazo de cinta, supongo que en el Muñoz no pagaban para comprar otros).
Tenía expresiones famosas, pero la que trascendió el tiempo fue aquella con la que se refería a los alumnos como “pequeño”, y a las alumnas, con un acento peculiar, “pequeñas” (por algo durante el primer año le decíamos “el boiler”).
Tenía un método bizarro para enseñar, en lugar de platicarnos anécdotas o leer tal cual el libro, nos ponía a dibujar figuras geométricas en el mapa de los ríos Tigris y Eufrates de la antigua Mesopotamia, a las fotos de expresiones artísticas griegas como la Venus de Milo le hacíamos diversos cortes de 2 cms. exactamente del brazo hacia la cintura , para así apreciar en su totalidad las dimensiones de la estatua, nunca entendí porque lo hacíamos, pero tal parece que mi compa el pollo aún aplica esa técnica en sus dibujos.
Mas bizarro aún era su forma de aplicar exámenes, movía los bancos de manera caprichosa y sin sentido, nos daba una hoja de preguntas la cual en la parte de enfrente no podíamos escribir, para contestarla debíamos hacerlo en la parte de atrás, en una numeración que nada tenía que ver con la de las preguntas, y si no contestabas una aún así continuabas con la numeración ( es decir contesto la 6, no contesto la 7, entonces contesto la 8 pero el número que le corresponde sería el 7), pero no era todo, para escribir las respuestas debíamos doblar el examen en 3 partes exactamente iguales, una para cada sección del examen, para comprobar el doblez el Peralta pasaba por los bancos con una regla para medir el doblez, si este no era exacto, lo tenías que volver a hacer sino tu examen no era calificado.
Ahora como calificaba exámenes no me lo pregunten, eso siempre quedará en el misterio, nunca entregó exámenes, nunca pudimos reclamar una nota.
Una vez, cuando terminó la clase de historia (duraba 2 horas ese día), el director entró para avisar que el maestro de física no iba a llegar y le pidió a Peralta que se quedara con nosotros otra hora. El salón completo reclamo el quedarnos una tercera hora con él, pero el director ante el reclamo antes de salir dijo en corto, “ténganle paciencia, esta viejito”.
A pesar de dar la clase de civismo, era bastante grosero con los alumnos, con las alumnas lo era más pero recuerdo una vez que alguien se le puso al brinco.
A mi compadre le gustaba hacer desatinar a Peralta, y a cualquier otro maestro, en uno de los regaños sucedió este intercambio frente a todo el salón:
Peralta: Pequeño, usted es un inútil.
Román: Y usted es un pendejo.
Peralta sacó a mi compadre del salón, sin embargo no fue suspendido, ya una vez les dije que era algo así como el Vito Corleone del Muñoz (lo siento, acabo de ver El Padrino), a partir de ese día Peralta no tuvo la misma fuerza dentro del salón y no regreso para el siguiente año. Murió 1 o 2 años después, ya cuando estábamos en la prepa… en paz descanse el Maestro Peralta.
Su apariencia física sería la de un Miguel Hidalgo asoleado, con camisa de cuadros y chamarra imbajable color azul marino (era verano y la chamarra seguía ahí), usaba lentes, pero no cualquiera, usaba unos modelo cinta scatch (durante los 2 años que nos dio clase siempre sus lentes tenían una pedazo de cinta, supongo que en el Muñoz no pagaban para comprar otros).
Tenía expresiones famosas, pero la que trascendió el tiempo fue aquella con la que se refería a los alumnos como “pequeño”, y a las alumnas, con un acento peculiar, “pequeñas” (por algo durante el primer año le decíamos “el boiler”).
Tenía un método bizarro para enseñar, en lugar de platicarnos anécdotas o leer tal cual el libro, nos ponía a dibujar figuras geométricas en el mapa de los ríos Tigris y Eufrates de la antigua Mesopotamia, a las fotos de expresiones artísticas griegas como la Venus de Milo le hacíamos diversos cortes de 2 cms. exactamente del brazo hacia la cintura , para así apreciar en su totalidad las dimensiones de la estatua, nunca entendí porque lo hacíamos, pero tal parece que mi compa el pollo aún aplica esa técnica en sus dibujos.
Mas bizarro aún era su forma de aplicar exámenes, movía los bancos de manera caprichosa y sin sentido, nos daba una hoja de preguntas la cual en la parte de enfrente no podíamos escribir, para contestarla debíamos hacerlo en la parte de atrás, en una numeración que nada tenía que ver con la de las preguntas, y si no contestabas una aún así continuabas con la numeración ( es decir contesto la 6, no contesto la 7, entonces contesto la 8 pero el número que le corresponde sería el 7), pero no era todo, para escribir las respuestas debíamos doblar el examen en 3 partes exactamente iguales, una para cada sección del examen, para comprobar el doblez el Peralta pasaba por los bancos con una regla para medir el doblez, si este no era exacto, lo tenías que volver a hacer sino tu examen no era calificado.
Ahora como calificaba exámenes no me lo pregunten, eso siempre quedará en el misterio, nunca entregó exámenes, nunca pudimos reclamar una nota.
Una vez, cuando terminó la clase de historia (duraba 2 horas ese día), el director entró para avisar que el maestro de física no iba a llegar y le pidió a Peralta que se quedara con nosotros otra hora. El salón completo reclamo el quedarnos una tercera hora con él, pero el director ante el reclamo antes de salir dijo en corto, “ténganle paciencia, esta viejito”.
A pesar de dar la clase de civismo, era bastante grosero con los alumnos, con las alumnas lo era más pero recuerdo una vez que alguien se le puso al brinco.
A mi compadre le gustaba hacer desatinar a Peralta, y a cualquier otro maestro, en uno de los regaños sucedió este intercambio frente a todo el salón:
Peralta: Pequeño, usted es un inútil.
Román: Y usted es un pendejo.
Peralta sacó a mi compadre del salón, sin embargo no fue suspendido, ya una vez les dije que era algo así como el Vito Corleone del Muñoz (lo siento, acabo de ver El Padrino), a partir de ese día Peralta no tuvo la misma fuerza dentro del salón y no regreso para el siguiente año. Murió 1 o 2 años después, ya cuando estábamos en la prepa… en paz descanse el Maestro Peralta.
Dato adicional: Entre los pocos exalumnos que fueron a la misade cuerpo presente estaba mi compadre
Invitación: a todos los exalumnos de la generación 93-96 del Muñoz se les pide se presenten en casa del Toby el viernes a partir de las 8, habrá dulces (la Ana y la Gaby) y payasos (el Pollo).
Comentarios
oie que miedo tu maaestro, pero me hubiera hgustado llevar clases con el