En España, a una semana de las elecciones, miles de personas salieron a protestar en las calles y plazas contra un sistema democrático que, a decir de ellos, no los escucha. Con demandas distintas e inquietudes convergentes, en su mayoría jóvenes estudiantes y recién graduados de las universidades, pedían no otorgar el voto a los de siempre, a esa oligarquía de partidos que había cerrado sus oídos a la crítica y las demandas sociales, esa que sólo ha servido a sus intereses, perpetuando la separación entre representantes y representados. En España, concluyeron los simpatizantes del movimiento, la discusión no era por quién votar, dado que las opciones de fondo representaban lo mismo, sino ir más allá de la boleta y exigir ser escuchados.
La fragmentación social, la cual hace trascendental ubicarnos en rojos, azules, amarillos, verdes y morados, esta siendo abatida por en un mundo tecnológicamente cambiante, con nuevas herramientas para comunicarnos, llevando a cabo ejercicios constructivos de intercambio de ideas. Ahí, en la igualdad que nos plantea la red, con nuestros distintos rostros y puntos de vista, hemos encontrado que no somos tan distintos, que buscamos cosas semejantes y que esa fragmentación social es sólo una etiqueta puesta por quienes buscan colocarnos en rebaños.
Tal vez me ilusioné un poco con las imágenes del M-15 español, pero de seguro hay muchos buscando el 2012 mexicano, donde los más sean escuchados por los menos.
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